Hace apenas unos días supimos de la noticia en la cual los ingenieros de Google habían acusado a los trabajadores de Microsoft de que su buscador, Bing, estaba copiando algunos de los resultados que se le ofrecían al internauta después de teclear cualquier palabra en el primero de los buscadores: Google.
Según la parte acusatoria, todo el proceso de sospecha parte de un estudio que han hecho en el cual el servicio corrector de los errores tipográficos del internauta genera determinados resultados, los cuales, en opinión de los técnicos de Google, son copiados y repetidos por Bing en sus resultados de búsqueda.
Para demostrar esta tesis, los ingenieros de Google alteraron manualmente las respuestas de dos palabras sin sentido semántico, hiybbprqag y ndoswiftjobinproduction, a la espera de ver resultados parecidos en las respuestas de Bing, y según ellos parece que fue así; con lo cual, la tesis de la copia en los resultados de posicionamiento pudiera ser cierta.
Sin embargo, Microsoft no acepta tal acusación. En palabras de Stefan Weitz, esta acusación es falsa y además, acusa a Google de alterar resultados en su beneficio; llegando a comparar la actuación de Google con un simple acto de piratería informática, acusándolos también de aplicar el famoso fraude del clic.
Sea cierta o no, la verdad que a los que trabajamos conectados a la red nos resulta un poco molesto el saber que existe la duda sobre una alteración de los resultados a consultar. Por un lado están los clientes o sea, los internautas que somos todos y que nos vemos obligados a buscar más de una vez al día algún término que necesitamos consultar dentro de los miles de páginas que circulan por Internet.
En el otro extremo, se ubican aquellas personas que realizan un trabajo permanente en función de posicionar sus portales webs en los diferentes buscadores que existen en la red. Para todos es una extrema tranquilidad saber que, aunque generalmente se siguen pautas muy parecidas a la hora de indexar los documentos online, queda la diversidad de algoritmos que pueden utilizar una y otra plataforma, digamos Google y Bing, y cuyos resultados pueden (o tienen que) variar para hacer así más plural la existencia de la información en red.
La verdad es que sería muy saludable que todo quedara en una simple guerra de mercado, más que nada psicológica y de imagen, y no en un hecho real en el cual un buscador, Bing, viva a la zaga de los trabajos de Google.
Por el bien de todos, pensemos que no sea así; aunque a veces suelo ser muy mal pensado…