La tarea de un buen y eficiente community manager suele influir, de manera positiva, sobre distintos aspectos que están relacionados con el negocio como pueden ser: el aumento de la idea de la marca; el aumento del tráfico unido al aumento de las ventas; palabras del tipo “boca a boca”, que sean medibles; lograr que el cliente sea fiel y que las relaciones se vuelvan más profundas; facilitar el desarrollo de productos y de la innovación o la gestión de relaciones -pero, a largo plazo-. A la hora de elegir los objetivos, hay que hacerse unas preguntas como son: ¿Su finalidad es lograr nuevos clientes? ¿Aumentas las ventas? ¿Quiere encontrar la solución a problemas del servicio a clientes o reducir las llamadas telefónicas que tienen lugar por ello? Tras definir los objetivos, llegamos a la complicada fase de investigación, en la que se deben contestar a una serie de dudas, de preguntas claves sobre los segmentos de la audiencia, que va a ser la guía ante el desarrollo del contenido y el enfoque que se va a hacer a la comunidad. ¿Quién forma la audiencia? ¿Cómo es el campo de la audiencia? ¿Quién y por qué la califica? ¿Qué característica poseen en común? ¿Qué asuntos les preocupan? ¿Qué es de lo que hablan?¿Con quién hablan? ¿Cómo logran interactuar entre sí? ¿Cómo logran contactar entre ellos?
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