Ha llegado la hora de la revolución empresarial. El mundo cambia constantemente, tanto en la vida real como en la red: lo que ayer era una verdad a toda ley, hoy es apenas un recuerdo, con lo cual no nos sirve para nada. La velocidad y el cambio van de la mano, juntas, para acelerar el proceso de transformación global que estamos viviendo.
Una empresa que no esté en la red no existe, lo mismo le ocurre a una empresa que no se adapte a la velocidad de ese mismo cambio que se impone desde la red. La revolución ha llegado; por lo menos, esa es la tesis que defienden Ámbar Naslund y Jay Baer en su último libro The Now Revoluction, un análisis sobre las principales transformaciones que se han producido en los últimos años en el mundo empresarial.
Según estos autores, el éxito de una empresa 2.0 dependerá no de los planes anuales y sus respectivos márgenes de rentabilidad, sino de su constante adaptación, minuto a minuto, a los cambios que se producen en el mercado global. Se habla de una economía en tiempo real, inmediato, donde la conectividad y la información actualizada a cada segundo son el norte por donde deben ir los caminos de una empresa.
El libro no ofrece una fórmula mágica sobre cómo llegar a tal éxito fugaz; pero sí abunda en información sobre cómo diseñar un modelo de organización que le permita a la empresa trabajar en tiempo real. Para ello ofrece una estrategia que se basa en siete puntos cardinales por los que el trabajo se hará más rápido, inteligente y social.
Para ello, Ámbar Naslund y Jay Baer proponen como primer principio que la nueva empresa 2.0 debe ser capaz de crear una cultura del ahora (now), en la cual su personal ha de estar capacitado para ofrecer respuestas inmediatas a situaciones cambiantes en la red y el mercado de consumo y tendencias. Para lograr este objetivo proponen como segundo mandamiento, que la figura del empleado sea definitoria en el trabajo, capacitado para la toma de decisiones y apto para asumir el riesgo. Este nuevo empleado debe estar altamente capacitado en el reconocimiento de patrones de cambio, relaciones humanas y análisis de oportunidades.
Su tercer principio plantea que cada empleado debe ser un vendedor autonómico y tiene obligatoriamente que estar conectado de un modo inmediato con el cliente (cuarto requisito) a través de la red móvil de comunicación. El comercial-empleado-gestor debe estar disponible en la menor brevedad de tiempo posible y mientras más horas, mejor. Las 24 si es preferible.
Las tres últimas iniciaciones que proponen Ámbar Naslund y Jay Baer están relacionadas con la alta capacidad de respuesta que se le pueda dar al cliente, la cual incluye un alto componente emocional; a la capacidad de los directivos y empleados de ofrecer respuestas inmediatas a las crisis que se den en el proceso de contratación y venta, y para finalizar su tesis, proponen que la empresa debe desarrollar una alta capacidad de cálculo y previsión de futuro en el cual el éxito de la misma se mida más por la movilidad y adaptabilidad al entorno que por su antigua trayectoria posicional.
De este modo, vemos como Ámbar Naslund y Jay Baer nos hacen una radiografía sobre cómo ha venido cambiando el mundo de los negocios en un entorno global altamente competitivo y efímero. Evidentemente está de más decir la relación directa que se establece entre este tipo de empresa 2.0 y las nuevas relaciones de marketing y venta de imágenes que ellas conllevan. Tal y como están las cosas, las estrategias de promoción empresarial han de hacerse en tiempo real, con un profundo estudio de mercado en el que se vea, de un modo muy definido, casi en 3D, las diferentes tendencias y gustos y consumos de los clientes.
El nuevo marketing que no tenga en cuenta la magnitud de estos cambios está condenado simplemente a derrochar dinero y a ocupar las plazas secundarias que se deriven del mercado de contenido publicitario. En un mundo saturado de imágenes y mensajes la velocidad y el impacto son vitales.